El caballo de Pura Raza Española, además de bello y obediente, es un buen atleta. La participación del equipo español formado por tres ejemplares PRE en Atlanta 96 fue una inyección de motivación para la raza en esta modalidad. Desde entonces, el equipo español no ha faltado a ninguna cita olímpica ni a los Juegos Ecuestres Mundiales, logrando la medalla de plata en los Juegos de Atenas 2004 y númerosos diplomas olímpicos con ejemplares como Evento, Invasor, Granadero, Fuego, Norte, G-nidium o Grandioso, entre otros.
La facilidad para desenvolverse en los aires reunidos y elevados (los que más cuestan a otras razas), lo convierten en punto de mira, a lo que se le suma, su buen temperamento, su acusada sumisión y su enorme capacidad de trabajo. Es además un caballo agradecido, un animal que se entrega y disfruta con lo que hace, lo cual supone otra gran ventaja respecto a caballos que rehúyen del trabajo en una pelea constante con sus dominadores. El caballo de PRE es capaz de resaltar en esta modalidad como premio a su constancia y fusión de sus movimientos con la elegancia y belleza natural.